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Envejecimiento exitoso

Los modelos actuales de médica favorecen la atención de enfermedades y enfermos más que en la atención del estado de salud de las personas, es por eso que la mayoría de los programas de atención y prevención se centran en personas con determinadas patologías o vulnerables a padecerla, v. gr. los programas de atención de enfermedades crónico-degenerativas, cáncer y vacunación; que si bien han conseguido logros importantes en el control de las enfermedades infecciosas y la mortalidad materno-infantil, no se puede decir lo mismo en el caso de las enfermedades crónicas como la DM, HTA, OP, OAD, que representan un alto porcentaje en los gastos de salud de cualquier sociedad.

Dado el cambio socio-demográfico que se observa en las ciudades de países latinoamericanos, en donde se nota una creciente población anciana resultado del aumento en la expectativa de vida de la población en general, se presenta nuevos retos en la atención de salud que requieren estrategias eficaces. Es bien conocido que las personas al envejecer enfrentan afección en su salud requiriendo atención, con deteriorada calidad de vida, además de que representa un elevado gasto económico, que se recarga bien en la familia o la sociedad; actualmente y en congruencia con los modelos de medicina que se practican, esa atención se basa en el control de las enfermedades y sus complicaciones con poco éxito, bien por la falta de recursos o por la intervención tardía.

El concepto reciente de envejecimiento exitoso nos plantea la posibilidad de vivir de manera plena, feliz, participativa y hasta productiva; a menudo se ve a la enfermedad de los ancianos como algo natural y normal y en pocas ocasiones se hace conciencia de que más que la evolución natural son resultado del estilo de vida. La OMS define a la salud como un estado de bienestar total y no solo como la ausencia de enfermedades y en el caso de la población adulta mayor se incluye la independencia física con control adecuado de las enfermedades. Esta independencia se ve mermada por la pérdida de las capacidades físicas que dificultan las tareas cotidianas, afecta la salud mental y complican la evolución de sus patologías.

El ejercicio físico es quizás una de las medidas más eficaces y menos costosas que pueden contribuir a conseguir el envejecimiento exitoso y el tan anhelado estado de salud de la población adulta mayor y es actualmente objeto de numerosos estudios científicos; las evidencias no solo apuntan a cambios en la prevención y atención temprana, sino que obligan a un cambio de paradigma total en la atención de la salud, pues su beneficio es observable y medible en diabetes, hipertensión, dislipidemia, obesidad, osteoporosis, artrosis, lumbalgia y otros dolores de origen locomotor, depresión, cáncer de mama y de colon y un largo etc.

Los programas de ejercicio físico con adaptaciones adecuadas a las características de la población adulta mayor son sin duda el siguiente paso y deben involucrar a actores del escenario público y privado, a la familia y la población en general si queremos una sociedad civilizada y pretendemos vivir exitosamente en el ámbito personal y lejos de excluir a los médicos demandan de la adquisición de nuevas competencias en el ámbito de la prescripción médica del ejercicio físico.